Hola. Me estreno en este foro y quisiera contar mi experiencia con mi Avensis 2.2 D-4D (D-CAT). Como ya sabemos, el motor que monta, de 177 CV, es de los menos contaminantes, claro está si conducimos siempre en modo ecológico, es decir, a pocas revoluciones, a bajo régimen, en 5ª y 6ª. Ahora bien, como en el servicio oficial nunca me han dicho que eso conlleva el riesgo de acumulación excesiva de carbonilla tanto en el la válvula EGR como en el filtro antipartículas (FAP) y que hay que "provocar" la regeneración del filtro rodando de vez en cuando a altas revoluciones, pues me encontré con una avería importante.
Estando de viaje por Francia, y tras pasar casi una hora en el atasco habitual del periférico de Burdeos, se me encendió la luz del bloque motor y la de VSC TRC. Además, el coche hizo un movimiento extraño y empezó a perder fuerza, de manera que no me dejaba pasar de 80 km/h.
Tuve que llamar a la asistencia en viaje de mi seguro y, como todos los talleres de la zona estaban a tope de trabajo y no me lo podían arreglar, me lo repatriaron en el plazo de una semana.
Bien, a lo que voy con el tema principal: lo llevé al concesionario y el diagnóstico era que el FAP estaba ya tan deteriorado que no se podía regenerar (incineración de la carbonilla) y había que sustituirlo. Como no me lo iban a reparar hasta pasadas algunas semanas, decidí probar por mí mismo a rodar a altas revoluciones a ver qué pasaba. Empecé rodando en 3ª hasta donde me permitía la velocidad y luego probé a pasar a 4ª. Durante un sábado y un domingo le hice unos 60 kms. rodando en 4ª a 3.000 rpm (110 km/h) por autovía. Mira por dónde, el primer día desapareció la luz de avería (bloque motor) y no ha vuelto a salir más.
Hasta ahora el comportamiento es el normal.
Lección aprendida: este tipo de motores hay que llevarlos alegres de vueltas de vez en cuando, sobre todo si la mayor parte de los trayectos son cortos o conllevan atascos.
Espero haber sido útil a la comunidad "Avensera".